La terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es un enfoque integrador y exhaustivo que se ocupa del almacenamiento fisiológico de la memoria y de la interpretación de la experiencia. Cuando una experiencia se procesa con éxito, ya sea positiva o negativa, se almacena de forma adaptativa, integrándose con otras experiencias similares del individuo.

Sin embargo, estados elevados de perturbación, derivados de experiencias adversas de la vida, pueden resultar en memorias procesadas y almacenadas de manera inadecuada, lo que puede llevar a diversos trastornos psicológicos.

El EMDR se basa en la idea de que, al estimular alternativamente los dos hemisferios cerebrales mediante estimulación bilateral (como movimientos oculares, estimulación táctil o señales auditivas), se activa un proceso asociativo que permite la formación de conexiones adecuadas, llevando al sistema a una resolución más adaptativa.

Esto permite que las memorias estresantes sean reprocesadas e integradas en un contexto menos perturbador, resultando en la reducción de la carga emocional y en el cambio de creencias negativas asociadas a los eventos traumáticos.

Me complace mencionar que el instituto donde completé mi formación sigue los parámetros originales del EMDR Institute, fundado por Francine Shapiro, creadora del EMDR, y que todos los supervisores están acreditados por este instituto. Además, esta certificación es reconocida tanto por la Asociación EMDR Brasil como por la Alianza EMDR Latinoamericana y Caribe.

A pesar de cumplir con los estándares más altos exigidos para poder utilizar el método con excelencia, su uso en Alemania presenta limitaciones cuando es utilizado por consultores y coaches.